miércoles, 25 de junio de 2008

Querido amigo




Querido amigo/a:

La vida te muestra varios caminos para tu plácida y a la vez lúgubre existencia en el mundo. Te enseña a amar, a vivir, a sentir, a ser feliz, a reír… pero también te enseña a llorar, a maldecir a las personas, a odiar al prójimo, te enseña lo que es la frustración y la ira… mas sobre todo, te enseña lo que es el dolor, el sufrimiento y la decepción. La vida es como un aula repleta de alumnos, mientras unos pocos suspenden, otros sacan notas brillantes. Los que están en medio podría decirse que son otros sentimientos del ser humano que nada tienen que ver con lo que te estoy contando.
Podemos afirmar que la vida es también un constante adiós. Cada persona que conoces en tu vida, te dirá adiós tarde o temprano de una u otra forma: algunos simplemente dejan de existir, otros se alejan de ti, otros se van a vivir a algún otro lugar, otros te hacen daño y no los quieres ver más… etc.
La soledad es como la maldición del ser humano aunque, éste en si, anhela cariño, y cuanto más tengamos mejor. Cuando no lo consigue se viene abajo, y eso es porque somos dependientes por naturaleza ¡Cuántas veces no habré oído esa frase de “Quiero irme a vivir solo/a” y luego resulta que la misma persona que lo dice se va con su pareja, amigos, hermanos, primos…! Estamos pensados únicamente para convivir y no como única existencia, necesitamos ser multitud. Todo en este mundo tiene su propia armonía y equilibrio. Todo está unido y provoca una forma de simbiosis, necesaria para la existencia, a cada lado de la balanza. Muchas veces hemos escuchado eso del odio al amor hay un paso (¡y qué razón tienen!), e incluso sabemos que se puede llorar de alegría, incluso por cada persona que viene, hay otra que se va. Cómo bien ves, mi querido amigo/a todo está ligado entre sí y por ello me veo en la obligación de incluir la mentira, la falsedad, y la autodestrucción a la que somos capaces de someternos. Somos los seres más egoístas del planeta tierra, pero tampoco ponemos de nuestra parte para hacer girar la tortilla.
Para mi el nacimiento de un bebé es algo casto y puro. Sin embargo, el conocer a las personas y el aprendizaje gracias a ellas es lo que nos corrompe en nuestro camino. Nos llenamos de miseria hasta hundirnos en las arenas movedizas de los desiertos más lejanos de nuestra propia imaginación. Nos contaminan constantemente y cuando lo hacen con nosotros, aprendemos a hacerlo y lo peor de todo es que lo hacemos con los demás. Es un círculo vicioso del cuál jamás vamos a salir, la pescadilla que se muerde la cola…
No pretendo deprimirte querido amigo/a haciéndote leer las palabras del prólogo de un libro que, seguramente jamás será publicado. Simplemente expreso mi opinión y en este caso lo que yo siento hacia lo que me rodea. Mi corazón no aguanta tanto reproche, hay amargura en mi tono y angustia en mi interior. Una de las cosas que más me molesta es la justicia. Bien codiciado por todos y conseguido solo por unos cuantos (que la mayor parte de las veces suelen ser los que no se la merecen). No soporto que criaturas indefensas, sufran porque a la justicia, ciertos asuntos le quedan demasiado grandes y se le escapan de las manos. No puedo ver que la gente se muere de hambre en el mundo mientras otros guardan sus lujosos mercedes de dos en dos en sus cuatro garajes de sus cuatro mansiones y tampoco entiendo que una persona media como yo tiene que estar trabajando 40 horas semanales para ganar una mísera cantidad de tres cifras en su cuenta bancaria y poder malvivir. Es superior a mis fuerzas ver cómo la gente se dedica a juzgarte por tu físico en vez de calibrar tu valía. Hay veces que me siento como un papel de oficina que va pasando de papelera en papelera para acabar en el vertedero, siendo separado para reciclarlo. Marginado. Pero como ya he dicho, es una mera opinión y un sentimiento sin importancia para la gente que podría cambiar el mundo.
Solamente éstas son las razones por las que he decidido hacer esta historia, para darte la oportunidad de soñar conmigo, lo que sería una vida que, aunque contiene su pequeña dosis de drama, tiene un final feliz asegurado. Espero que te guste y que no me odies por esta parrafada inútil. Cuando pases página supongo que te habrás olvidado de ella por completo. Al menos me queda el consuelo de que mientras lo estés leyendo, pensarás en todo lo que te he dicho, aunque sea por un segundo, y reflexionarás para adaptarte a un mundo que podríamos mejorar aportando un pequeño grano de arena. Por lo menos me consuela el hecho de que gracias a ti, me he desahogado, querido amigo/a…

4 comentarios:

NaNDo dijo...

La justicia es una utopía, no existe, al final son los ricos los que salen ganando, tengan o no razón, y es ahí donde se demuestra la inexistencia de la justicia. Cuando se hablla d einmigrantes se habla de musulmanes, sudamericanos, asiáticos y europeos del este, que ocupan las ramas más bajas de la jerarquí laboral, pero cuando se trata de empresarios ingleses, futbolistas, médicos... no se les llama inmigrantes, se les llama extranjeros... pues digan lo que digan... siguen siendo inmigrantes, y si ponen condiciones para unos que las pongan también para los otros. Al final todo lo dicta ese invento nuestro, que sin tener vida propia, nos tiene dominadas a las personas: el dinero.

chapete dijo...

Hola paisana!!!!


jeje

Anónimo dijo...

Tu no tienes 24 años NI DE COÑA

Kurtz_64 dijo...

Hola Jessica, me ha gustado mucho tanto "querido amigo" como los insultos graciosos, lo primero me lo he copiado para leerlo con calma y en cuanto a lo segundo te sugiero "cerebropeniano" para los que piensan con la punta del... Ánimo bonita, la vida es un juego de suma cero en el que cada momento de pena se compensará con otros de alegrías, y es comprobable con los años... Ganar o perder son sólo estados de ánimo y el más rico es el que al levantarse sonríe al nuevo día en lugar de preocuparse por lo que le va a pasar.
Renovadora
tras la violenta tormenta
surge la luna radiante...
Es mi haiku favorito. Espero que te guste.